Dentro de todos los beneficios que vi en dos semanas fue que dejé el cóctel de pastillas que tomaba para dormir desde hacía más de 8 años. ¡Parecía magia! Pero realmente tomó mucha disciplina, esfuerza y dedicación de mi parte. Algo que siempre creí imposible, se estaba materializando frente a mis ojos.

Aprendí que debía vivir en el presente; que mis pensamientos, así como podían enfermarme, podían sanarme. Descubrí el poder de la mente y de los pensamientos. Empecé a meditar y a alinear mis centros de energía. Lo bien que me sentía era fuera de serie.

Pasaron una infinidad de cosas de las cuáles algún día les contaré. Todo a su tiempo. Pero eran cosas que nunca habían sucedido. Realmente podía darme cuenta de que estaba teniendo un cambio real. Los resultados que estaba teniendo eran milagrosos.

Gracias a esto, descubrí con la ayuda de mi Coach cuál era el propósito de mi vida y tomé la decisión de formarme como Coach. ¡Esto SI funciona! Mi motivación más grande es ser para otros esa luz que desearía haber tenido en mis momentos más oscuros.

Mi mayor deseo es ayudar a otros a gestionar sus emociones y no dejarse atrapar por ellas, a tomar el control de sus vidas, porque está dentro de cada uno de nosotros.

Al formarme como Coach, empecé a ver la vida desde otra perspectiva, una generosa y desinteresada, en la que lo único que deseaba era poder ser de ayuda a los demás. La satisfacción que me da ayudar a otros y verlos avanzar y desarrollarse, no tiene precio. Eso me motivó a ir por ese camino. ¡Encontré mi propósito en la vida y ahora ésta tiene sentido!

Decidí que el Coaching, el yoga y la meditación se convirtieran en mi estilo de vida. Ahora vivo sus principios cada día. ¡Y los cambios que veo a diario son alucinantes!

Poco a poco, las personas a mi alrededor comenzaron a ver mi cambio. Había algo diferente en mí y no se lo podían explicar. Me veían llena de vida, radiante, con energía… ¡FELIZ! Me preguntaban cómo lo había conseguido y les contaba mi historia. Esta historia que ahora les cuento a todos ustedes. 

Dios tenía un propósito para mí… ¡y ahora lo estoy haciendo! ¡Ahora me siento la mujer más feliz y bendecida del mundo! ¡Ahora me doy a los demás y la satisfacción que siento al hacer feliz a otros es invaluable!

¿Empezamos a trabajar en tu transformación?