El fin de semana fue la celebración de mis 40 años. Una fiesta que vengo esperando desde hace más de un año y que preparé por más de 6 meses.
Durante todo ese tiempo viví una montaña rusa de emociones. Desde alegría, ilusión, sorpresa y felicidad hasta frustración, ansiedad, estrés, enojo y miedo. Quería que todo saliera perfecto y que fuera el mejor día de mi vida y eso le ponía una presión descomunal.
Pero la última semana, cuando vi que yo ya había hecho todo lo que estaba en mis manos para que saliera lo mejor posible, pude parar, respirar y tomar conciencia de que no importaba si las flores no eran exactamente del color que las quería, si el pastel no era idéntico al de la foto, si el programa no salía tal como estaba planeado o si cualquier otra cosa no era “perfecta”.
Lo importante de ese día era CELEBRAR MI VIDA… celebrar esos 40 años con las personas que amo y que me aman. Personas que compraron boletos de avión para venir exclusivamente a mi fiesta para estar conmigo. ¡Eso era lo importante!
En el momento en que solté y decidí disfrutar sin buscar la perfección, no les puedo explicar lo que pasó. Fue como si el universo hubiera comenzado a trabajar para darme algo todavía mejor. Desde que entré al salón todo era un sueño. La realidad superó las expectativas… ¡y es ahí donde se da la magia!
Mami y Papi, gracias por darme un regalo tan lindo. Mami, gracias por ayudarme con la organización.
Jime (Eventz), ¡te mandaste! Me prometiste que iba a ser una fiesta espectacular y lo fue. Gracias por el amor que le pusiste a planearlo y por ponerle atención a cada detalle para complacerme. Gracias por conseguir a los proveedores indicados. Sos la mejor party planner que he conocido.
Andrea, millones de gracias por el amor con el que diseñaste mi vestido. Era de sueño. Me sentí una princesa.
Chez André, la mesa de postres quedó divina. Gracias por hacerme el pastel perfecto. ¡Era una obra de arte!
Susann, esos centros de mesa y arreglos de flores fueron de película. ¡Los amé!
Ricardo, gracias por las fotos tan lindas.
Kevin, gracias por ponernos a bailar.
Realmente tuve una fiesta soñada de inicio a fin. ¡Todo salió increíble! Bailé con mi Papi, mi hermana me cantó “Señora de las 4 Décadas”, disfruté con todos los invitados, bailé sin parar. En fin… estoy segura de que mi sonrisa de oreja a oreja en todas las fotos dice más que mil palabras.
¡Gracias a todos los que hicieron ese día tan especial!
¡Por 40 más!