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Cuatro letras que forman la palabra más importante: MAMÁ. Para la gran mayoría, su primera palabra. Para un hijo, esa palabra que describe la bendición más grande que Dios nos ha puesto sobre la tierra. Ese ángel que Él ha enviado para que nos cuide y nos proteja.

Definitivamente las Mamás son TODO EN UNO: superhéroes, motoristas, doctoras, psicólogas, maestras, cocineras, planeadoras de eventos, estilistas, costureras, y la lista se vuelve interminable.

Sólo una Mamá es capaz de sacrificarse por sus hijos. Son ellas las que preparan la comida y además, cuando somos niños esperan a que hayamos comido y luego comen ellas. Las que pasan la noche en vela cuando estamos enfermos. Las que se quedan a dormir en el hospital cuando nos ingresan y no se despegan de nosotros hasta que nos dan el alta. Las que después de tantas enfermedades se vuelven colegas de nuestros doctores.

Las Mamás son las únicas personas que tienen ese sexto sentido para saber cuándo algo no nos conviene. Ellas pueden ver lo que nadie más logra ver. Ellas nos conocen tan bien que saben incluso si estamos o no enamorados. Ellas detectan peligros que al resto del mundo se le pasan por alto. Tienen ese radar increíble que detecta cualquier amenaza que nos acecha. Lo más sorprendente es que es raro que se equivoquen. Al menos la mía es infalible.

Una Mamá tiene un corazón tan grande que su amor no se agota y alcanza para todos sus hijos. Y no importa que tan grandes estemos, ¡siempre somos sus niños! Tiene un corazón tan inmenso que perdona nuestros errores por más grandes que sean y siempre está dispuesta a recibirnos con los brazos abiertos. Por más enojada que esté con nosotros, no deja de hablarnos.

El amor tan extraordinario de una Mamá es lo que la lleva a hacer lo mejor posible su trabajo. Porque los hijos venimos sin manual… ¡y cada uno es tan diferente! Sabe que uno es más dulce y lo puede abrazar sin ningún problema, que otro es eléctrico y deja que la apriete y la jale, que otro es un poco indeciso y necesita más de su guía, y que otro aunque parezca ser enojado y distante es probablemente el que más necesita de sus abrazos y su amor.

No hay duda de que las Mamás opacan a la mujer maravilla y que hacen cosas extraordinarias. Pero de todas, la más importante es que escogieron la vida y decidieron dárnosla. Esa es la única razón por la que estamos aquí. Porque ellas eligieron que nosotros éramos más importantes que sus circunstancias. Porque entendieron que desde que fuimos concebidos éramos un ser humano que estaba creciendo dentro de ellas y que queríamos nacer para conocerlas. Ellas son las verdaderas heroínas, porque se lanzaron a lo desconocido por nosotros y nunca se dan por vencidas ni dejan de creer en todo lo que somos capaces de alcanzar.

¡Gracias, Mami! ¡Te amo con todo mi corazón!

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