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No Me Atrevo A Cortar

Últimamente me he encontrado conversando con mujeres jóvenes que me cuentan lo infelices que se sienten en sus relaciones de pareja y sin embargo, no se atreven a terminarlas. Esto no le ocurre únicamente a mujeres, sino también a hombres. Me pareció interesante y decidí ahondar en el tema. Tema sobre el cual ya tengo mis propias experiencias personales.

Cuando empezamos una relación, lo hacemos con una gran ilusión, pensando que esa persona es la indicada. Decimos “He’s the one” (él es). Él es a quien queremos amar, con quien queremos construir un futuro, casarnos y tener nuestro final feliz. ¿O alguien inicia un noviazgo con la idea de que no va a funcionar?

Obviamente nada está escrito en piedra y el noviazgo es la etapa en la que puedes conocer a esa persona con la que quieres pasar el resto de tu vida para descubrir si realmente es la indicada. Ser novios no significa que te tienes que casar con él. Si en el camino te das cuenta de que no es quien habías pensado y que hay cosas que no estás dispuesta a tolerar, terminas. Porque eso quiere decir que no lo amas lo suficiente, porque amar significa aceptarlo a pesar de sus defectos. Nadie es perfecto. Pero hay imperfecciones con las que podemos vivir y que no son determinantes en una relación de pareja y otras que sí.

Por lo tanto, así como es importante que trabajemos en nuestra relación y que intentemos solucionar aquellos problemas que no nos permiten vivirla plenamente, hay momentos en los que es necesario dejarla ir. Cuando ya dimos todo de nosotros y ya hicimos todo lo que podíamos, las cosas no se pueden forzar. Mucho menos cuando se sigue ahí, en una relación tóxica, debido al temor de quedarnos solos y al apego que hemos desarrollado hacia nuestra pareja.

Hay personas que continúan en relaciones que son una carga y que las hacen desdichadas por miedo a cortarla. Se sienten insatisfechas, pero no se atreven a separarse, sobre todo cuando han sido muchos años de convivencia. Yo entiendo que después de estar con tu pareja durante un período largo de tiempo se han acostumbrado a la compañía el uno del otro. Pero esa no es razón suficiente para seguir adelante.

En otros casos surge el temor del qué dirán. Te pones a pensar qué van a decir tus papás, tus familiares y tus amigos. Si durante mucho tiempo has tratado de tapar el problema, sientes que es todavía más difícil, porque las personas a tu alrededor no van a entender qué pasó.

No obstante, la parte más complicada es cuando te repites una y otra vez que él es el único hombre que va a poner sus ojos en ti y que si no te casas con él, no vas a encontrar a nadie más que se quiera casar contigo. ¡Grave error! Eso se llama baja autoestima. Cuando piensas que no puedes gustarle a nadie más, te aferras a lo que ya tienes y no quieres perderlo. No te valoras y por eso te resignas a quedarte con esa persona, teniendo una relación mediocre y viviendo una vida emocional insatisfactoria, porque crees que podría ser peor. ¡No te das cuenta de que también podría ser mejor!

No puedes mantener una relación con alguien a quien no admiras, valoras, respetas y de quien no estás orgullosa. Tampoco puedes estar con alguien que no te apoya y no te deja crecer. Si lo haces, le vas a reclamar toda la vida por haberte dejado estancada. No importa la edad que tengas ni los años que hayas invertido ahí. Es preferible cortar cuando corresponde que vivir lamentándote y arrepintiéndote el resto de tu vida por no haber tenido el valor de tomar la decisión cuando debiste hacerlo.

Otro problema que se da cuando te sientes atrapada en una relación en la que tú no puedes decir “hasta aquí llegó”, es que consciente o inconscientemente comienzas a tratar mal a tu pareja. A medida que va pasando el tiempo, los pleitos se vuelven cada vez más grandes y buscas cualquier excusa para enojarte. Cualquier cosa que él hace te molesta. De alguna forma quieres provocarlo para que sea el otro el que decida cortar, porque ya no soporta tanto maltrato. Hay personas que tienen un nivel de tolerancia más alto o que aman demasiado y eso puede hacer que este ciclo se prolongue. Eso no es sano para ninguno de los dos. En el fondo, te vas a sentir culpable de estarlo lastimando.

Es sumamente importante que sepamos escuchar lo que nuestra voz interior nos dice, lo que realmente quiere y tener el valor de acabar con relaciones que sabemos que no van a ningún lado, que no tienen futuro. Cuando estamos muy jóvenes podemos ser muy inmaduros. No debemos tomar decisiones de adultos si pensamos como niños. Por eso es importante escuchar los consejos de nuestros papás y las personas cercanas que nos quieren, porque pueden ver desde afuera lo que a veces a nosotros nos cuesta estando en el centro de la situación. Sobre todo las mamás tienen ese sexto sentido que las hace ver más allá de lo que el resto del mundo ve. Nos conocen mejor que nadie y saben cuándo estamos cometiendo un error.

Como les he dicho tantas veces, ningún tren las va a dejar. Yo conozco personas que a sus 50 años han encontrado al amor de su vida y son felices. La espera valió la pena. Pero para poder hacer eso se debe estar en paz con uno mismo, disfrutar de estar sola y no precipitarse por buscar compañía.

¿Qué terminar una relación duele? ¡Por supuesto! Pero vas a sentir dolor sólo por un tiempo. Después de hacer el duelo del cierre de una etapa que ya no te hacía feliz, vas a salir renovada para emprender una nueva.

Lo más importante es que durante el tiempo que estés sola te tomes el tiempo de revisar tu relación pasada. ¿Por qué fallo? ¿Cuáles fueron las cosas positivas y cuáles las negativas? Es importante resolver los problemas de la relación actual para no repetir ese patrón en la siguiente. Por ejemplo, si te das cuenta de que siempre buscas hombres que te admiren y que sean ellos los que estén enamorados de ti, pero tú no de ellos, ya empezamos mal. Es una relación que no va a funcionar nunca, porque tú no lo admiras ni lo amas. Por lo tanto, debes trabajar en establecer relaciones con hombres que sientas que sí son tus pares.

Hay que saber decir adiós a la persona con la que compartimos tanto y lograr identificar los momentos lindos, porque sería engañarse pensar que sólo hubo tristeza y enojo. De esa forma vas a poder evaluar objetivamente la relación y eso te va a permitir aprender de la experiencia. Todas las relaciones nos enseñan algo, pero depende de nosotros verlo y tomar ese aprendizaje para madurar.

Por último, pero fundamental, es que trabajes en tu autoestima, que conozcas el valor que tienes, que te respetes y que sepas que te mereces sólo lo mejor. De esa forma vas a estar lista para empezar relaciones sanas en las que vas a poder decir no cuando lo sientas. La única razón que debe guiar el seguir con una relación es el deseo enorme de compartir tu felicidad con tu pareja.

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