It's never too late to be what you might have been!
It's never too late to be what you might have been

Nadie es indispensable… ¡Suena fuerte! Muchos pensarán que si nadie es indispensable, quiere decir que todos son descartables. Pero no es así. Existe una gran diferencia entre ser indispensable y no ser descartable. En la entrada anterior comenté cómo todas las personas tienen valor y por ese simple hecho no deben ser descartadas. Sin embargo, una cosa es que apreciemos a quienes nos rodean y otra muy distinta que pensemos que no podemos vivir sin ellos.

El que alguien sea indispensable en nuestra vida significa que se ha convertido en un ser al que necesitamos y del que dependemos. El problema de las relaciones basadas en la necesidad es que se establece una dependencia por parte de la persona necesitada y puede llegar a volverse una obsesión. No querer estar sin la persona objeto de afecto ni un solo segundo. Llamarle, mandarle mensajes, aparecerse en su camino, etc. Esto termina asfixiando a la otra persona y en lugar de “retenerla”, la alejamos.

Existen casos en los que nos aferramos a una persona y pensamos que es nuestro bote salvavidas. No la queremos soltar, porque creemos que sin ella no vamos a sobrevivir. En nuestra desesperación por evitar que se vaya, terminamos tomando medidas extremas que no sólo nos dañan a nosotros mismos, sino que también a los demás.

Entre las acciones desesperadas tenemos el caso de mujeres que para retener a un hombre, se embarazan. Pacientes que para obtener la atención que quieren de sus médicos, entran en crisis. Hombres que para que una mujer no los deje, se ponen de alfombra. Amigos que chantajean con contar secretos del otro si éste se va.

¿Para qué? ¿Por qué esforzarse tanto por mantener una relación o por buscar una relación con alguien que no quiere tenerla con nosotros? Es contradictorio e irónico que en ocasiones nos desvivimos por personas que ni siquiera se dan cuenta de que existimos, e ignoramos a aquellas que darían lo que fuera por nosotros.

¿Saben por qué les digo que nadie, absolutamente nadie es indispensable? Porque durante muchos años esa persona ni siquiera existía para nosotros, no había aparecido en nuestra vida y nosotros funcionábamos perfectamente, ¿o no? La persona llegó y por alguna razón nos enganchamos de ella y por eso pensamos que ya no podemos estar sin ella. Pero no es cierto. Les aseguro que si ustedes dejan ir a cualquiera que creen que es vital para ustedes, que en algunos casos incluso dicen que sin esa persona se mueren… ¡no se van a morir! Van a llorar unos días, van a sentirse tristes por ya no tenerla, les va a doler, pero al cabo de unos días, unas semanas, unos meses o tal vez unos años, van a seguir con su vida, van a seguir respirando. Entonces se van a dar cuenta de que esa persona no era indispensable, de que ustedes podían vivir sin ella.

Por otro lado, así como nadie debe ser indispensable para ti, también debes saber que tú no eres ni debes ser indispensable para nadie. ¿Sabes por qué? Porque entonces vas a estar generando una relación de dependencia hacia ti y esa persona va a querer y va a exigir que tú llenes sus vacíos emocionales. Y esa es una carga demasiado pesada y una responsabilidad que ninguna persona debe asumir por otra. Cada quien es responsable de su vida y de su felicidad. Tú no tienes que hacer feliz a nadie, así como nadie más tiene la tarea de hacerte feliz a ti.

Como les he dicho en otras ocasiones, no todas las personas llegan para quedarse a nuestra vida para siempre. Sin embargo, eso no quiere decir que sean descartables o que no sean importantes. No se trata de reemplazar a una persona por otra, sino de darle su propio valor a cada una. De saber que cuando una relación termina, no es porque creemos que esa persona no significa nada, sino porque así se dieron las circunstancias. La persona cumplió su misión en nuestra vida y el que ella se vaya no nos va a matar. Vamos a seguir viviendo y vamos a estar bien.

Por lo tanto, debemos aprender a establecer relaciones sanas, basadas en el amor, la comprensión y el respeto. Relaciones maduras en las que cada quién es responsable de su propia felicidad y son dos personas las que deciden compartir parte de sus vidas con otra, porque disfrutan la compañía de esa persona, no porque piensan que sin ella se mueren. Las relaciones sanas están basadas en el amor, y el amor es libre.

El punto más importante de todo esto es que el único que debe ser indispensable para nosotros es Dios. Cuando no lo tenemos a Él en el centro de nuestras vidas es que ponemos nuestra confianza en los demás. En la Biblia está escrito que no debemos confiar en los hombres, sino solamente en Dios. ¿Saben por qué? Porque Él es el que siempre está ahí para nosotros, el único que nos acompaña 24/7 y el único que nunca nos va a fallar. Sólo cuando empezamos a creer en Él y a pedirle a Él, dejamos de correr a pedir a ayuda a los demás.

Hay ocasiones en las que algo te atormenta y esa persona a la que quieres contarle y la que crees que te va a dar la respuesta mágica no está disponible, entonces te angustias más, te desesperas y te pones peor. Cuando podrías evitarte todo eso si corrieras a contarle a Dios tus problemas. Él está siempre disponible, nunca se toma vacaciones y está a la distancia de una oración. ¿Qué más se puede pedir? Lo mejor es que después de hablar con Él siempre te quedas con una sensación de paz y tranquilidad. ¿Para qué angustiarse y preocuparse por cosas que no podemos resolver por nuestra cuenta? Pongamos cada una de nuestras dificultades en Sus manos y Él se va a encargar a su tiempo.

Las personas no son indispensables, porque el mismo Dios lo dice. Porque los seres humanos son seres humanos y por esa sencilla razón nos van a fallar. No porque sean malos, no porque nos quieran hacer daño, no porque no nos quieran, sino que simplemente porque son humanos tal como lo somos nosotros. Hagamos de Dios nuestro único indispensable y Él va a ayudarnos a que el resto de las relaciones las pongamos en el lugar adecuado. Nadie puede ni debe ocupar el lugar de Dios en nuestras vidas, porque cuando eso pasa, todo se derrumba. Él es el único que puede poner orden en ella.

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