Como les comentaba en la primera entrada que subí sobre Coaching, fue gracias a mi hermana que conocí a Johnny Gallegos en enero de 2023. Lo que nunca imaginé es que terminaría convirtiéndose en mi Coach, mi mentor y mi maestro. ¡Y que me ayudaría a salvarme yo misma la vida!
Mi Coach es como un “unicornio”, mítico y excepcional, casi imposible de encontrar. ¡Pero lo encontré!
Dos semanas más tarde de conocernos empezamos mi proceso de Coaching. Luego de 22 años de terapia que no me sirvieron e incluso me hicieron más daño, él me ayudó a salir del hoyo en el que estaba en un par de meses. Teníamos sesiones intensivas de 2-3 horas hasta 3 veces por semana. Trabajábamos muchísimo en las sesiones y no terminaban hasta haber integrado recursos y saber que se había alcanzado el objetivo de la sesión. Pero también yo tenía que hacer un gran trabajo fuera de ellas.
Como les mencionaba en otra publicación, en Coaching, el Coach no te va a decir qué hacer, porque no es mentoring, ni consultoría, ni consejería, ni terapia. En el Coaching la responsabilidad de los resultados es del Coachee (el cliente). El Coach lo que hace es acompañar a su cliente en ese proceso maravilloso de transformación y cambio.
Para mí una de las características que más amo del proceso de Coaching es que un buen Coach cree incondicionalmente en su Coachee. Sabe que el cliente tiene todos los recursos necesarios para alcanzar sus objetivos y lo motiva para conseguirlo. Para un Coach excelente, el cliente está completo y es capaz de lograr lo que se proponga. Johnny no es sólo bueno o excelente… ¡es EXTRAORDINARIO! Él confió y creyó en mí desde el minuto 1… aun cuando yo no creía en mí misma. Y me lo hizo saber y sentir. El compromiso de mi Coach conmigo ha sido impresionante.
Es un maestro de la Programación Neurolingüística (PNL), y a través de ésta me ayudó de una forma que nunca imaginé posible para cambiar mis patrones de conducta, pero más importante, cambiar mi estructura de pensamiento. Como si fuera magia, me guió para ir cambiando mis creencias limitantes, esos pensamientos que me generaban emociones negativas y me ayudó a ver un abanico de opciones y a ponerme diferentes gafas para tener otras perspectivas de ver la vida. Me ayudó a gestionar mis emociones de forma adecuada y a no permitir que me controlaran.
Si alguien tiene integradas las habilidades de un Coach, es Johnny. Él me decía hace poco que me agradecía por la confianza. Pero lo cierto es que eso es mérito de él, porque fue él quien la generó. La empatía que tiene con sus clientes también es fuera de serie. Es un hombre súper inteligente y que se prepara para poder abordar diferentes problemáticas y situaciones que pueden enfrentar sus Coachees. Eso lo permite guiar de una manera todavía más efectiva.
Johnny me ayudó a salvarme yo misma la vida y por eso estaré agradecida con él para siempre. Gracias al trabajo que hicimos, yo descubrí la felicidad y volví a sonreír. Él fue el indicado para acompañarme en este viaje y ayudarme a transformar mi vida completamente.
Pero no podemos ser felices si no tenemos un propósito en la vida claro que cumplir, si vamos por la vida sin rumbo, sin una dirección.
Mi Coach me invitó a participar en el primer día del Practioner de PNL que impartió. Gracias a ese curso y a la dinámica que realicé, confirmé que mi propósito en la vida era ser Coach y poder ayudar a otras personas de la misma forma que él me ayudó a mí. Él me hizo ver que tenía la habilidad y el potencial para lograrlo. Todo eso confabuló para que yo me pusiera en marcha para alcanzar mi sueño y ahora lo estoy viviendo.
Encontrar nuestro propósito en la vida es lo más maravilloso que nos puede pasar. Y cuándo ese “para qué” es más grande que nosotros mismos, ¡no tiene precio! El vivir nuestro propósito en la vida, nuestro “para qué”, nuestro IKIGAI es lo que nos da la felicidad. Estoy agradecida con Johnny por haberme ayudado a descubrir el mío y por haberme motivado a alcanzarlo.
Ahora, él no es sólo mi Coach, sino que también es mi mentor en este camino de ser una profesional del desarrollo personal, es mi maestro y es mi socio en diferentes proyectos que estamos trabajando. He tenido la fortuna de aprender del mejor y es mi modelo a seguir para ser la mejor Coach posible para mis clientes.
Johnny, lo que usted ha hecho por mí es invaluable y no me alcanzan las palabras para expresarle mi gratitud, admiración y respeto. Usted es el epítome de lo que significa ser un Coach extraordinario. Es un gran profesional, pero sobre todo el mejor ser humano con un corazón de oro.
¡Gracias, Sensei!