Desde que empezó la campaña electoral me abstuve de dar mi opinión pública al respecto. ¿Las razones? En primer lugar que muchas personas me dijeron que no podía tomar bando al escribir un blog que es público, que debía ser imparcial si realmente quería ser seria. En segundo lugar la cantidad de personas que se ponían en mi contra en las pocas ocasiones que hice algún comentario anteriormente. Pero la razón más poderosa fue el MIEDO. Miedo a las agresiones por parte de algunos.
¿Pero saben algo? Después de las elecciones del 2 de febrero, comencé a escribir mi opinión en mi perfil personal de Facebook. Ni siquiera era en mis cuentas públicas y aún así empecé a recibir muchas respuestas llenas de resentimiento, odio y violencia. Gente que lee mi blog incluso diciendo: “Quédate con tu blog y tu modelaje, pero no hables de política”. ¿A dónde está la tolerancia y el respeto? ¿Por qué no voy a poder expresarme libremente, si además de tener un blog, soy una salvadoreña que ama a su país y que tiene una opinión sobre temas trascendentales que le afectan?
A partir de ese momento me di cuenta de que no podía quedarme callada más. No podía permitir que el miedo me paralizara. Tener un medio de expresión pública como el blog representa una gran responsabilidad y además, es una herramienta para estampar mis pensamientos y puntos de vista. Comprendí que así como yo tengo miedo de las agresiones de la mitad del país, hay muchos más que se sienten igual. Entendí que si no hablaba hoy, después no iba a tener derecho a lamentarme. ¡No podía ser cobarde!
Salvadoreños, ¿quieren seguir teniendo libertad? ¿Quieren seguir pudiendo expresarse sin temor? ¡Salgan a votar este 9 de marzo! A mí me estaban coartando ya mi libertad de expresión. Así es como empieza todo esto. Muchos piensan que son exageraciones y que nada va a pasar, que aquí no va a ser como Cuba o Venezuela. ¡Se equivocan! Ese es el régimen que se va a implementar. Puede ser que ésta sea su última oportunidad para ejercer su derecho al voto.
Yo quisiera que me dijeran qué gobierno “socialista” de pensamiento radical ha logrado que los pobres sean ricos. Lo cierto es que si bien prometen reducir la brecha entre ricos y pobres, no es haciendo más ricos a los pobres, sino haciendo más pobres a los ricos. Dividiendo a la población, llenando de odio a los pobres, haciéndoles creer que sus problemas son culpa de los “ricos”. Sólo fíjense quiénes son los que hacen los comentarios viscerales, agresivos, llenos de resentimiento y odio. ¿Qué se puede esperar si es lo que ven de sus “líderes”? Hubo alguien que puso textualmente: “Prefiero que los pobres sigan siendo pobres y no que los ricos sigan llenando sus bolsillos”. ¿Qué les dice eso? Hasta donde llega su odio que prefieren ver mal a otros. Ni siquiera están votando por su bien, sino sólo por dañar a alguien más. Estoy clara de que no todos los ven de esa forma, sino que muchos realmente creen que va a haber un cambio.
Es lamentable ver que muchos de los que apoyan al FMLN son los que andan llorando, porque ni ellos ni sus hijos tienen trabajo. Los que se acercan a los “ricos” para que les tiendan una mano. Los empresarios no son “ricos” en la forma despectiva en la que lo plantean, tienen lo que tienen porque han trabajado y se han esforzado por construir sus negocios y generan empleos. ¿Por qué le van a pedir trabajo a ellos y no van a la “fábrica de empleos”? Porque no existe. Sólo piensen en la cantidad de personas que van a perder sus empleos si gana el Frente y empieza a cerrar las empresas. ¡Cuánto se perderá la inversión extranjera! ¿De dónde van a salir los puestos de trabajo? Un empresario no te da un vaso de leche, te enseña a realizar una labor que te va a generar ingresos para alimentar a toda tu familia. Si quieres que una persona coma un día, dale un pescado. Pero si quieres que coma toda la vida, enséñale a pescar. Lo que sucede es que muchos sólo quieren que les den el pescado en la boca, pero no quieren esforzarse para conseguirlo. Esa es la diferencia con un empresario.
Doctores, ¿quieren que les regulen sus clínicas y sus honorarios? Ya vieron que quieren comenzar a regularlo. Con todo lo que han gastado en sus estudios, ¿están dispuestos a que alguien más decida por ustedes cuánto vale su trabajo? ¿De qué les va a servir haberse preparado y ser los mejores, si cualquiera que sea mediocre va a poder cobrar lo mismo que el mejor? Sino, vean lo mal pagada que es esa profesión en Cuba.
Como les repito: “Yo amo a El Salvador”. Yo quiero seguir teniendo libertad. Quiero seguir viviendo aquí y quiero que mi familia tenga un lugar seguro para vivir. Eso sólo nos lo puede dar ARENA. Si bien no han sido perfectos, tampoco los otros. Pero ARENA respeta los derechos de los salvadoreños, respeta la liberta. ARENA deja que los empresarios sigan trabajando. ARENA no negocia con mareros.
Este 9 de marzo salgan a votar por la libertad, salgan a votar por sus hijos y por su país. ¿Les gustaría que sus hijos vivieran todo lo que se están viviendo en Venezuela? ¿Quieren para ellos una vida como la de los cubanos que tantos mueren en el mar intentando escapar? Sí, porque son prisioneros en su propio país.
No tomen las decisiones con el hígado, por fanatismo, por odio, por resentimiento social o por venganza. Tomen su decisión con la cabeza en frío, observando las evidencias. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
ARENEROS, debemos demostrarle a los indecisos por qué tienen que votar por Norman este 9 de marzo. Debemos dar el ejemplo siendo educados y amables. Demostremos que nosotros no insultamos, que no agredimos ni usamos la violencia como medio para comunicarnos, demostremos que somos capaces de respetar las opiniones de quienes no piensan como nosotros, de que somos tolerantes.
A todos los que votaron por UNIDAD, sé que tienen los mismos principios y la misma ideología de derecha que ARENA, así que los invito a que se unan a nosotros en las urnas para defender nuestros derechos y nuestra libertad. Y sintámonos orgullosos de la bandera que representamos. ¡No permitamos que el miedo nos haga escondernos! Después nos vamos a arrepentir de no haber alzado nuestras voces para defender a nuestro país.
¡El Salvador somos todos!