It's never too late to be what you might have been!
It's never too late to be what you might have been

“- ¿Qué tengo doctor? No levanto la cabeza, no duermo, me río solo, no miro a nadie, no hablo con la gente, me hablan y no pongo cuidado. ¡Parezco un idiota…! ¿Qué tengo, Doctor?
– Una de estas tres cosas: – Un iPhone, Un iPad, O un Blackberry”.

Vivimos en una era en la que la tecnología se desarrolla a pasos agigantados. En cuestión de una década el mundo se ha globalizado y las comunicaciones han cambiado radicalmente.

Hace 30 años que mi Papi estudió en el extranjero y siempre nos ha contado lo difícil que fue para él. En primer lugar, porque no conocía el idioma del país al que llegó. Obstáculo que superó sin ningún problema luego de un tiempo de vivir ahí. En segundo lugar, porque estaba solo. Esta fue la parte más complicada y difícil de superar, porque no había modo de estar en contacto diario con su familia ni con sus amigos aquí. Si se enfermaba, no le servía de nada enviar una carta, porque tardaba un mes en venir y otro mes en que llegara la respuesta. Para cuando le llegaba su carta a mis abuelitos, él ya estaba curado. Ese es sólo un ejemplo.

Ahora veo el caso de mis hermanos y la historia es totalmente diferente. Pueden chatear a diario con mi Mami desde sus smartphones. Ella está al tanto de todo lo que hacen. Mantienen contacto a diario con todos sus seres queridos a través de las redes sociales. Todos sabemos lo que están haciendo por las fotos que comparten, así como ellos están al tanto de nuestra vida. Pero además, ahora existen Skype y FaceTime, lo que nos permite comunicarnos con audio y video. El fin de semana realizamos nuestras actividades y ellos están ahí, conectados con nosotros y cada quién está haciendo lo suyo. Pero nos hacemos compañía. Ellos no han perdido ni un día el contacto con su familia.

Hasta aquí pareciera que los avances tecnológicos de los que ahora disfrutamos han sido de gran beneficio para las relaciones interpersonales. Pero, ¿será esto cierto? Yo tengo la idea de que actualmente la tecnología te acerca a los que están lejos y te aleja de los que están cerca.

¿Por qué digo esto? ¡Porque lo estoy viviendo! Hoy en día la tecnología nos ha esclavizado y es la muerte si se cae la señal del celular o del internet. Estamos pegados a nuestros juguetes tecnológicos, llámese smartphone, tablet o laptop. Estamos en una fiesta y lo que menos hacemos es compartir con las personas que están en la fiesta, porque no paramos de chatear con las que no están ahí. Incluso hemos llegado al colmo de salir a tomar un café con una amiga y en lugar de disfrutar de nuestra compañía, estamos publicando lo bien que la estamos pasando con esa persona. ¿En serio la estamos pasando bien con ella? No lo creo, si ni siquiera estamos realmente compartiendo con la persona. Otro caso es que has salido con amigos y te das cuenta de que están chateando teniéndose al lado, en lugar de establecer una conversación. Estamos en casa y cada quién está en su cuarto metido en su mundo y de repente en el grupo que tenemos en BB nos cae un mensaje de mi Mami diciendo que apaguemos la luz. ¿Qué es eso? Después, ¿nos vamos a mandar el beso de buenas noches por chat también?

Yo me preguntó si en las normas de etiqueta van a poner de qué lado va el celular. Un día que salimos a cenar con toda la familia, veíamos con mis primos que casi todos lo teníamos del lado izquierdo al lado del tenedor y sólo uno al lado del cuchillo. Lo decíamos en broma, pero ahora siempre que estoy a la mesa con alguien, me fijo de qué lado lo pone. El colmo del absurdo sería incluirlo en el manual de etiqueta ya que se ha vuelto parte de las comidas, porque ni siquiera podemos comer sin despegarnos del teléfono.

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