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Un Mal Necesario

No concibo esta frase: “Un mal necesario“. Un mal simplemente NO es necesario, porque si fuera necesario no sería un mal.

Es increíble cómo los seres humanos mantenemos a tantas personas y cosas en nuestra vida con la excusa de que son “un mal necesario”. ¿A quién se le ocurrió eso? ¡No sé! Pero sí sé que para mí es la estupidez más grande que puede haber.

Muchas veces nos hacemos la falsa idea de que esos objetos o individuos que tenemos en nuestra vida son indispensables, porque nos llenan o suplen alguna necesidad. Mientras todos ellos cumplen su función y realmente son de ayuda, ¡bienvenidos! Pero en el momento en que comienzan a molestarnos de alguna forma o a generar conflicto en nuestra vida, ¡se deben ir!

Sin embargo, es en este instante donde comienza el problema, porque comenzamos a buscar excusas y formas para mantenerlos en nuestra vida y no deshacernos de ellos. ¿Por qué? Porque nos preocupa que sin eso que consideramos tan importante en nuestra vida, no vamos a funcionar o no vamos a lograr salir adelante. No nos logramos imaginar cómo sería estar sin eso.

Es entonces que esa molestia se llega a convertir en una complicación de proporciones exageradas, porque no la cortamos a tiempo, porque la dejamos crecer hasta esa dimensión y se nos escapa de las manos y ahora eso que nos ayudaba nos tiene en sus manos. Ya no lo podemos controlar, sino que nos controla a nosotros.

Estoy convencida de que lo que nos hace llegar a este punto del “mal necesario” es el miedo. Miedo a no saber cómo sería nuestra vida sin “eso”. Y agregamos a una mala frase, otra peor “más vale viejo conocido, que nuevo por conocer”. Es patético. Es conformarse. Es no creer que nos merecemos lo mejor.

No hay nada más satisfactorio que soltar y dejar ir a esas cosas o personas que comienzan a generarnos malestar. Hay que saber parar a tiempo para que no se hagan como una bola de nieve y nos terminen arrastrando con ellas. Como les he dicho en otras ocasiones: “nada ni nadie es indispensable”. Y cuando nos despegamos de eso sin lo que creíamos que no íbamos a poder vivir, nos damos cuenta de que seguimos respirando… Y muchas veces más hondo de lo que lo hacíamos teniendo esa atadura, porque eso acaban siendo, “ataduras” que no nos dejan avanzar ni crecer ni ser felices.

Deténganse a analizar por un minuto que “algo es necesario SÓLO SI satisface una necesidad“. En el momento que deja de hacerlo, deja de ser necesario. Busquen ser felices y no se aferren a nada ni nadie que los aparte de ese objetivo.

Yo he podido dar el paso de deprenderme de muchas cosas y personas que eran tóxicas en mi vida. Me daba miedo dejarlas, porque como les decía anteriormente, pensaba que eran indispensables para mí y ya estaba acostumbrada a ellas. Ahora que las he dejado soy más libre, autosuficiente y feliz. Lo más importante es que no me hacen falta en absoluto. Eran sin lugar a dudas un mal necesario, porque sólo me hacían daño.

¿Cuál es tu “mal necesario”?

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