“No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes”. (Mateo 7:1-2)
Desde hace mucho tiempo quería escribir esta entrada, porque luego de todas las cosas que he pasado, me he dado cuenta de lo mal que hacía al juzgar a los demás y creer que tenía el derecho a hacerlo, dando por sentado que mi percepción de la realidad era la verdad absoluta, sin tomar en consideración que podía estar muy equivocada. Luego de las experiencias que he tenido en las últimas semanas, escuchando y recibiendo comentarios negativos en extremo, viscerales y sin fundamento alguno, supe que no podía postergarlo más.
Me da la impresión de que actualmente las personas estamos más llenas de odio, rencor y resentimiento, lo que nos lleva a expresar constantemente palabras de inconformidad, de reclamo y que buscan lastimar a otros; y en lugar de construir, destruimos. Destilamos veneno y atacamos a los demás sin que nos importe en lo más mínimo cómo los estamos afectando a ellos y a las personas que los rodean y los quieren. Vamos por la vida arruinando reputaciones, levantando calumnias y difamando sin tener el menor cargo de conciencia, volviéndonos cínicos.
Comprender que nadie tiene el poder de juzgar a nadie no es evidente para todos. Yo logré entenderlo después de mucho tiempo y no fue de la manera sencilla, sino de la más dura, siendo juzgada por todo el mundo por mis acciones y mis decisiones. Acciones y decisiones que sólo yo sé por qué sucedieron y qué hizo que ocurrieran. Acciones y decisiones de las cuáles no tengo ni debo darle explicaciones a nadie más que a mí misma. Sin embargo, al ver las personas únicamente el resultado de éstas, creen que tienen el derecho de criticar y condenar, porque desconocen las causas.
Por esa razón, ahora por más que vea un hecho que me parece inconcebible, hago todo lo posible por no emitir ni siquiera una opinión al respecto. Nosotros sólo vemos la superficie y no sabemos todo lo que pasa dentro de la persona. No conocemos sus circunstancias ni todo lo que la llevó a actuar de cierta forma. Mientras no estemos en los zapatos de la persona, no sabremos qué fue lo que la llevó a actuar así.
Incluso al escuchar a una persona destilar una cantidad descomunal de veneno hacía alguien, estoy aprendiendo a no juzgarla yo de regreso, sino a compadecerme de ella y preguntarme qué tanto la han lastimado y qué tan profunda es su herida para que esa persona se exprese así. Ese tipo de personas no necesitan que nosotros nos pongamos en su mismo plan, porque están tan llenas de odio y de veneno, que es lo único que pueden sacar. Cada uno da lo que tiene dentro. “De la abundancia del corazón, habla la boca”, Mateo 12:34.
Las personas también juzgamos a los demás, porque es mucho más fácil ver los errores en otros que en nosotros mismos. Es más sencillo decirle a alguien que cambie, que cambiar nosotros. Además, se ha vuelto una práctica habitual el medir a las personas de acuerdo a nuestros estándares. Nosotros decidimos qué está bien y qué está mal y en base a eso juzgamos y condenamos a los demás. No vemos la viga que hay en nuestro ojo, pero sí la paja en el ojo ajeno.
Por otro lado, muchas veces nos terminamos arrepintiendo de las cosas feas que decimos de los demás, cuando tenemos la suerte de ver lo que realmente pasó. Ese es otro motivo por el que no debemos juzgar apresuradamente. No nos dejemos llevar por las apariencias, porque cuando conocemos a las personas más a fondo, comprendemos lo injustos que hemos sido al condenarlos y juzgarlos precipitadamente.
¿Qué podemos hacer para evitar juzgar a los demás? Yo he descubierto que la mejor forma es siendo empáticos. ¿Qué es la empatía? Es tan sencillo y tan difícil como lograrse poner en la situación de los demás, ponerse en los zapatos del otro. Es comprender por qué una persona se comporta de un modo u otro. Si entendemos realmente las circunstancias de los demás y vemos el escenario completo y no sólo una parte, les puedo asegurar que casi siempre se van a asombrar de la realidad y no van a juzgar.
El juzgar a los demás termina convirtiéndose en un proceso mecánico y lo hacemos ya sin pensarlo, por impulso. Cortar este patrón sólo se puede conseguir practicando, identificando cuando estamos teniendo este tipo de pensamientos. Porque no es necesario externalizarlo, podemos juzgar con sólo pensarlo. Si nos entrenamos y empezamos a poner atención a esos pensamientos, vamos a tomar conciencia de lo que estamos haciendo y vamos a ser capaces de dejar de juzgar.
La otra cara de la moneda es la que les comentaba, que no sólo somos nosotros jueces, sino que también nos juzgan a nosotros y de formas crueles muchas veces. ¿Saben qué? No debemos dejar que nos afecte ni nos cambie nuestra actitud positiva. En la vida van a haber muchas personas que van a intentar derribarnos y depende de nosotros mantenernos en pie y no permitir que la envidia de otros impacte nuestra vida. Las personas siempre van a hablar, eso no lo podemos controlar; pero si nuestra reacción ante palabras sin fundamento. Y como me decían mis papás, sólo nos tiene que importar la opinión de las personas que realmente nos quieren y que nos dicen las cosas para ayudarnos a ser mejores, no sólo para lastimarnos.
Decirles que yo ya no juzgo nunca a nadie sería mentirles, porque todavía me sorprendo muchas veces haciéndolo. Sin embargo, cuando tomo conciencia del hecho, me digo a mí misma: “No conozco las circunstancias de esa persona. No debo juzgarla”. En ese momento mi chip cambia y la veo con otros ojos. Además, como siempre les digo, tengo la suerte de tener a unos papás que me hacen ver que no está bien cuando lo hago.
Lo importante no es que seamos perfectos ni que pasemos de juzgar a los demás a juzgarnos a nosotros mismos, sino que trabajemos en intentar ser cada día mejores personas.
“Nosotros miramos las apariencias, pero Dios ve el corazón”, Hna Glenda. Les dejo una canción de ella, que se llama “No Juzgues”.
6 Comments
Bryan
No Juzgar incluso cuando tienen orientacion politica distinta. En estos tiempos de tensión electoral. Es valido denigrar o humillar a otros que tienen tendencia política a la nuestra? Piensan de manera distinta a nosotros y sin embargo… atacamos con palabras viscerales su manera de pensar y actuar. Entra eso en juzgar a otros por sus tendencias?
Soniux Valdés
Bryan, claro que entra en lo de juzgar. De hecho, parte de lo que me motivó a escribir esta entrada fueron los ataques horribles que estaba recibiendo un candidato al que yo quiero mucho. Todo tiene un límite y ya comenzar a calumniar a alguien está muy mal. Sin embargo, creo que tu punto es el respetar las tendencias políticas de cada persona y en eso estoy totalmente de acuerdo contigo. Cada quién tiene derecho a tener su ideología. Se puede debatir y no estar de acuerdo entre sí, pero ya insultar y ofender está fuera de lugar.
Anna
Hola Sonia, he leido tu blog y ciertamente en algunos momentos he actuado con rabia hacia alguna persona y después enseguida me he arrepentido ya que me he tenido que poner en su lugar. Ojala intentaramos no juzgar tanto a los demás, pero el dia a dia es muy complicado. Aunque leyendo tu blog , me doy cuenta de cuanta razón tienes. Voy a intentar aplicarlo.
La canción de Hna Glenda me ha encantado, no conozco a esta mujer y me ha gustado mucho.
Soniux Valdés
Hola Anna! La verdad es que vale pena esforzarse, porque al final te sentís mucho mejor. Es díficil, pero vale la pena. La Hna Glenda es española y yo escuché su primer CD hace muchos años y me encantó. Mi canción favorita es “Ven, Señor Jesús”. Es buenísima ella! Espero podás oír sus demás canciones. Besos!
Dora M.
Gracias Sonia. Muy bella e importante reflexión!! Si tan solo nos comenzamos a dar cuenta cada vez que juzgamos……Y aunque al principio lleve algún trabajo detenernos y pensar algo positivo sobre la misma situación o persona… ya será un inmenso avance!! Que bueno ver cuánta gente está en la práctica de ser cada día mejor y de amarnos a nosotros y a nuestro prójimo como Dios nos ama, sin juzgar… solo amar!!! Gracias por esta esperanza y tus lindas palabras!!
Soniux Valdés
Muchas gracias por sus palabras, Dorita! La verdad es que es con práctica que se logran todos estos cambios… Y lo más importante es que es por beneficio nuestro, porque a nosotros nos hace bien ser mejores personas, nos sentimos mucho mejor. Le mando un gran abrazo.