It's never too late to be what you might have been!
It's never too late to be what you might have been

Considero que la buena comunicación entre padres e hijos es de vital importancia para que exista confianza entre ambos. Es trabajo de los padres desarrollar la comunicación con sus hijos desde que son niños. Deben estar pendientes de qué es lo que hacen, preguntarles cómo se sienten e interesarse en sus vidas. Si no lo hacen desde la niñez, lo que van a conseguir es que se vaya haciendo un abismo cada vez más grande entre ellos y sus hijos. Un abismo que en la adolescencia puede ser difícil de superar.

Hace unas semanas me escribió una adolescente de 16 años contándome un problema típico de esa edad. Ella quería tener su primer novio y la mamá no la dejaba. El joven de 18 años llegó con la mamá a su casa para pedir permiso de tener una relación con ella, pero la mamá de la joven dijo que no.

Al ver este escenario, recuerdo cuando yo tenía esa edad y algunas de mis compañeras de colegio tenían ese tipo de papás con los que era imposible comunicarse y llegar a un acuerdo, porque ellos tenían la última palabra. Lo único que lograban siendo tan cerrados e intransigentes era que las niñas terminaran haciendo lo que querían, pero a escondidas. Continuaban con su novio y se veían en lugares donde los papás no estuvieran y no las pudieran controlar. Empezaban a mentir, diciendo que iban a estar con otra amiga y en realidad se iban con el novio.

¡Papás, no comentan ese error! ¡No alejen a sus hijos de ustedes! La comunicación es de dos vías, no sólo de ustedes hacia sus hijos. Deben aprender a escuchar. Si el novio de su hija llega a pedirles permiso para cortejarla, ¿no les parece que no está jugando? Si no les interesara su hija o sólo quisieran jugar, no se tomarían la molestia de llegar a hablar con ustedes a su casa. Menos así como son los jóvenes hoy en día. Valoren a este tipo de personas y denles una oportunidad.

¿Saben qué consiguen prohibiéndole todo a sus hijas? Que lo deseen todavía más. No sé cuál es la razón, pero en general para los seres humanos, lo prohibido resulta más atractivo. ¿No creen que sería mejor estar al tanto de qué están haciendo sus hijas y que el novio llegue a visitarlas a su casa bajo su supervisión, que empujarlas a que busquen verlo sin que ustedes lo sepan? Al final las consecuencias son peores, porque a los 16 años sus hijas aún son unas niñas sin experiencia. No tienen la información necesaria para manejar un noviazgo, son ingenuas y creen todo lo que las amigas o el novio les dice.

Si ustedes son accesibles y les dan confianza para acercarse a aclarar dudas y contarles lo que están viviendo, ellas tendrían su guía y su apoyo y cometerían menos errores. Se evitarían embarazos no deseados. Los papás sabrían a donde están sus hijas y ellas no se pondrían en peligro ocultándoles a dónde y con quién se encuentran. Un hombre que sabe que una niña está sola, puede aprovecharse de ella. No todos tienen buenas intenciones.

Niñas, disfruten de cada etapa de su vida y no quieran correr antes de tiempo. Van a tener muchos años para ser adultas y sólo unos pocos para disfrutar de su niñez y adolescencia. ¡Aprovéchenlos! Cada época tiene sus cosas lindas. No se preocupen por novios cuando están tan chiquitas. Sé que a esa edad ya comienzan las parejas de adolescentes, pero no están listos, no saben lo que implica realmente tener novio. Hay que tener cierto grado de madurez para mantener un noviazgo. Los papás tienen razón en que más grandes van a tener mayor conocimiento del compromiso que implica tener una relación de pareja.

Por otro lado, si realmente quieren a esa persona, deben hablar con sus papás. ¡Intenten comunicarse! La comunicación es esencial para evitar malos entendidos. Es la única forma de que una persona comprenda lo que la otra siente. Díganles lo que significa para ustedes tener novio, que han aprendido los valores y principios que ellos les han inculcado y que por ningún motivo van a faltarles el respeto a ellos. Aclárenles que no van a hacer nada que esté mal, que les den su confianza y no la van a defraudar ni van a tener que ocultarse para verlo a él. Pregúntenles cuál es su miedo de que tengan novio. Si es que bajen el rendimiento en el colegio, asegúrenles que no va a ser así y demuéstrenles que van a seguir sacando buenas calificaciones. Creo que esas son las preocupaciones más comunes que tienen los papás.

Me preguntaban “¿a qué edad dejaría tener novio a mi hija?” Esa es una pregunta difícil de responder, porque no soy mamá todavía y no tengo la menor idea de cómo van a ser las cosas en 20 años. Además, cada caso es diferente, porque existe un trasfondo por el cual los papás reaccionan de determinada forma. Lo importante es que los hijos sepan que no es por molestarlos, sino que al contrario, todo lo que hacen los papás es porque los quieren y no desean que les pase nada malo. Lo que sucede es que a veces los papás por sobreproteger a los hijos les terminan haciendo más daño al tenerlos en una burbuja de cristal en lugar de dejarlos que se enfrenten al mundo. Pero es su amor el que los lleva a quererlos cuidar y hacer todo lo posible porque no sufran.

Yo he tenido la suerte de tener unos papás que se han dedicado a compartir mucho conmigo y desarrollar una relación de confianza en la que la comunicación ha sido de doble vía. Siempre he podido decirles lo que pienso y lo que siento, y ellos me han escuchado sin regañarme, sino que aconsejándome.

Casualmente yo tuve mi primer novio a los 16 años y mis papás no me lo prohibieron. Eso sí, las reglas eran súper estrictas. Por ejemplo, nunca pude salir con él sin que viniera uno de mis hermanos con nosotros. Él no podía venir a mi casa si no estaban mis papás aunque estuviera medio mundo en mi casa. Sólo pude ir dos veces a una discoteca con él y uno de mis hermanos me acompañó. Llegué a las 9pm y tenía que estar de regreso en mi casa a las 11pm. ¿Se pueden imaginar? Nunca vi a nadie en la discoteca. Eso entre otras cosas.

Lo importante fue que yo respeté sus reglas y eso me permitió tener novio. Nunca me prohibieron salir con alguien. Siempre me dejaron tomar mis decisiones, pero ellos me daban su opinión al respecto y establecían las normas bajo las cuáles iba a ver a cada persona. Esto se dio porque la comunicación entre nosotros era buenísima y siempre nos dieron una gran apertura a mis hermanos y a mí para poder contarles lo que fuera sin ser juzgados ni castigados.

Esto que les cuento es lo que yo aprendí y funcionó muy bien. A los papás les recomiendo que le dediquen el tiempo necesario a comunicarse con sus hijos. Y a los hijos les aconsejo que se ganen la confianza de sus papás y que la atesoren, porque una vez que se pierde, no se recupera.

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