¡No se imaginan cuánto me alegra que hayan establecido el Día del Padre como asueto nacional en nuestro país! ¿Saben por qué? No es por tener un día más de vacación, sino porque a lo largo de mi vida he escuchado como muchos hombres lamentan que el Día del Padre no es tan especial como el Día de la Madre. Por lo tanto, este decreto es una forma de reconocer a ese ser que es fundamental en la vida de todo niño. Ese hombre al que tantas veces se deja en segundo plano, pensando que es más importante la madre.
Suena trillado, pero un padre no es el que engendra a un hijo, es el que lo cría. Un padre es el que está al lado de la madre de su hijo, siendo parte de la vida de éste. Es el que se queda y decide asumir su rol tan esencial en la familia. Sin esa figura paterna, el hogar se vuelve disfuncional, porque el hombre es la cabeza.
Yo he tenido la bendición de tener al mejor Papá del mundo. Un hombre que ha estado siempre presente en mi vida, tanto para reír como para llorar. Un padre que no ha faltado a ningún acto del colegio. Que no ha dejado a mamá encargada de las enfermedades, sino que él es muchas veces el que más se preocupa y se angustia al no saber qué hacer. Un papá que siempre ha puesto al trabajo en segundo plano y a su familia en primero. Para el que el trabajo nunca ha sido una excusa para no acompañar a cada uno de sus hijos en los momentos en que lo necesitamos.
Pienso que solamente esa figura masculina que conlleva un rol de autoridad y respeto es capaz de darle a un hijo la seguridad y protección que necesita. No sé si les pasa a ustedes, pero cuando yo estoy con mi Papi, no importa lo que esté sucediendo ni el lugar en el que me encuentre, sé que nada malo me va a pasar. ¿Quién no se sentiría protegido al lado de Superman? Así es como me hace sentir mi Papi.
Un papá es el que te enseña a andar en bicicleta ¡sin rueditas! El que se pasa horas el fin de semana jugando fútbol con los niños en lugar de estar dormido o descansando después de una jornada larga de trabajo. Aquel que ha aprendido a usar todas las consolas de videojuegos que han ido saliendo para compartir con sus hijos, y en muchos casos, ¡les gana! Ese hombre con nervios de acero que da las primeras clases de manejo a sus retoños y supera los primeros posibles ataques al corazón mientras éstos aprenden.
Un buen padre es aquel que al llegar a casa por la noche está dispuesto a sentarse a explicarle a sus hijos los ejercicios de matemática que no saben cómo resolver y se los plantea de una forma que a más de alguno le llegan a parecer divertidas las matemáticas. ¿Por qué? Porque papá hizo que algo que podía ser tedioso, se convirtiera en tiempo de calidad con él.
¿Qué decir de sus consejos? Poder contar con un hombre sabio que te sirva de guía en los momentos cruciales y que te oriente para tomar las mejores decisiones. Un ser que ve todo el potencial que hay dentro de ti y hace todo lo que está en sus manos para que tú lo veas y lo desarrolles. Aquel que cree ciegamente en ti y te apoya incondicionalmente.
Papá es también el que está dispuesto a asumir el difícil papel de poner orden y de reprender cuando es necesario aun sabiendo que se va a ganar miradas asesinas y silencios sepulcrales por un par de días. Pero sabe que más adelante sus hijos van a entender que fue por su bien.
Este día celebremos a esos hombres impresionantes que son unos verdaderos padres y un gran ejemplo para sus hijos.
¡Feliz Día del Padre!
¡Papi, te amo!