En las 2 entradas anteriores dedicadas a los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) o Desorden de Alimentación (ED por sus siglas en inglés), les compartí un poco acerca de mi experiencia y mi lucha contra esa enfermedad. Hoy lo que quiero es comentarles de qué se trata.
Un trastorno alimentario es una enfermedad que afecta las emociones y sentimientos de una persona. No se trata de comida. La ingesta o restricción de comida es la forma de manifestarlo. El desorden alimentario se da cuando la comida deja de cumplir su función, que es nutrir, y la ocupamos para controlar una situación en nuestra vida que nos genera dolor y que de otra forma no podríamos controlarla. En ese caso, la comida cumple la función de anestesiar las emociones y sentimientos que la persona no puede expresar.
Todos los excesos son malos y en este caso los dos extremos que hay son: abstinencia (restricción) y gula (atracón). Las personas con un ED ven blanco o negro, olvidándose de que hay una amplia gama de grises. No pueden encontrar un equilibrio y comer normal. En algunos de los tipos de ED, como la persona restringe durante tantos días, llega un punto en el que se da un gran atracón enorme y después se siente mal y vuelve a restringir. Esto se vuelve un círculo vicioso.
Los períodos de restricción se dan cuando la persona no come casi nada, en muchas ocasiones NADA. En cambio el atracón se caracteriza por comer una cantidad exagerada de comida en un lapso de tiempo súper corto (1-2 horas). Generalmente lo que se come son carbohidratos y azúcares, porque es lo que el cuerpo pide a gritos. Ni siquiera son cosas saludables y que nutran, sino que calorías vacías.
Los TCA más conocidos son la anorexia y la bulimia. La anorexia consiste en restringir al punto de vivir en ayuno total. En algunos casos con uno que otro atracón de vez en cuando. La bulimia es cuando la persona come y luego vomita o se purga con laxantes o diuréticos o haciendo una cantidad de ejercicio exagerada. Muchas personas creen que esos son los únicos tipos de TCA que existen, pero comer en exceso, el overeating, también es un trastorno y también afecta físicamente a las personas. No porque no sean delgadas quiere decir que no tienen un problema. El sobrepeso también es peligroso. La persona come por impulso y no puede parar.
Sin embargo, generalmente una persona con un TCA se caracteriza por el deseo de no engordar, ya que ella se define por la delgadez y su peso. Piensa que ser delgada en extremo y mantener un peso súper bajo la va a hacer feliz. Como se sienten vulnerables, su físico es su escudo contra el mundo.
Los trastornos alimentarios son tan difíciles de comprender, porque resulta ilógico para cualquier persona que no tiene la enfermedad ver que una mujer joven deje de comer hasta el punto de provocar la muerte o que coma y vomite sin parar cuando vomitar es algo que a nadie le gusta hacer. Pero lo que sucede es que los TCA se manifiestan a través de conductas autodestructivas.
Además, un problema de los TCA es que se nota que algo anda mal por la delgadez extrema de la persona. Cualquiera se da cuenta de que algo pasa. Y como las personas que están viendo lo que pasa no pueden manejar la situación, la impotencia y la frustración los hacen reaccionar alteradamente y atacando a la paciente en lugar de a la enfermedad.
La gente se pregunta cómo es posible que la persona se siga viendo gorda si está en los huesos. Y lo que sucede es que hay una distorsión corporal, eso quiere decir que la persona realmente se ve y se siente gorda. No logra darse cuenta de que no es así. Y mientras más delgada está, mayor es la distorsión. Utilizar razonamientos “lógicos” no funciona con algo tan ilógico.
Las personas que tienen un ED tienen un “cerebro desnutrido”. Este concepto me costó digerirlo. Pero cuando privás a tu cuerpo de la comida, le estás quitando todos los nutrientes que necesita para funcionar y afecta a todos los órganos. Entonces no se tiene la capacidad de entender los razonamientos que las personas que te quieren ayudar intentan transmitirte. Tenés que hacer un esfuerzo mucho mayor para “funcionar”. Yo recuerdo que en mi último ciclo de U era frustrante, porque para sacar las misma notas, mi esfuerzo y desgaste era exagerado. Me costaba concentrarme.
¿Qué sucede con las niñas y mujeres que padecen esta enfermedad? La influencia de las modelos, la TV y la moda las hacen ver esta enfermedad como algo fashion y que deben estar en los huesos para ser populares y aceptadas. Lamentablemente, no se trata de ser superficial como lo miran muchas personas. Esa sólo es la defensa para cubrir el verdadero problema que atormenta a estas niñas y mujeres y que no saben cómo expresar lo que sienten.
Lo más importante si te identificás con alguno de los síntomas de un TCA es que busqués ayuda y platiqués con alguien que te pueda orientar y que no esperés a que la enfermedad avance y se haga crónica. Si sos papá, mamá o amigo de una persona que padece un TCA acercate a ella y expresale tu preocupación por su salud, pero no la ataqués, porque con eso lo único que vas a hacer es que se activen sus defensas y no te quiera escuchar. Tratá de entender cómo se siente y no la hagás sentir juzgada ni señalada.
Muchas personas se asombran, porque yo decidí hablar abiertamente del tema. Lo hago, porque afortunadamente tuve una amiga que detectó que yo tenía esa enfermedad, alertó a mis papás, me hizo ver a mí que sí tenía un problema y juntos buscamos ayuda. He tenido el apoyo de mis papás todo el tiempo y también de mis amigas y familiares. Mi terapeuta que me ha sacado adelante y mi endocrinóloga que ha monitoreado mi estado físico y me ha ayudado al punto de que hoy estoy perfecta físicamente.
En el país todavía se ve como tabú esta enfermedad y sé que a muchísimas niñas y mujeres les da vergüenza hablar del tema. ¿Vergüenza de qué? ¿Acaso te da vergüenza decir que fuiste al doctor porque tenías una gripe o porque te quebraste el brazo? ¡Obvio NO! Entonces tampoco te tiene que dar vergüenza tener un TCA. Tenés una enfermedad, ¡pero no sos la enfermedad! No escogiste tenerla, pero sí podés escoger recuperarte. Podés elegir VIVIR.
Por último, no pierdan la esperanza. En el camino hacia la recuperación van a haber recaídas. Lo importante es que se levanten de nuevo. Como dice Thomas Füller: “Todo es muy difícil antes de ser sencillo”. A veces vemos todo tan oscuro que pensamos que nunca va a salir el sol. Pero es después del momento más oscuro de la noche que amanece.
2 Comments
glendi
yo soy o fui una de tantas… pues la verdad cunado lei esto me vinieron a la mente recuerdos de mi adolescencia cuando pase de ser de una niña flaca a una gorda cuando desarrolle. luego a los quince volví a ser flaca porq deje de comer y hacer ejercicio como loca hasta el punto de llegar a las 100 libras hasta los 21 que tuve mi primer bebe que volvi a ser gorda aveces he pensado que seria bueno volver a pasar por lo mismo y ser flaca de nuevo pero realmente quizas ya no pueda ahora vivo obsesionada con mi peso haciendo dietas y comprando mil cosas para adelgazar pero no dejo de comer …..ahora estoy intentándolo de nuevo empece a ir al gimnasio pero la verdad no se si algún día me sentiré bien con mi cuerpo porq nunca es suficiente..:(
Soniux Valdés
Te entiendo… La pubertad y desarrollar es una etapa difícil para todas las niñas. El cuerpo cambia y como tú decís, subís de peso en muchas ocasiones y cuesta asimilar ese cambio. El problema real es que la anorexia te permite tener un cuerpo de niña y “no crecer”. El miedo a veces es más a convertirte en una mujer. Tener un trastorno de alimentación es una lucha diaria y te entiendo perfectamente porque sé cuánto cuesta seguir en pie. Probablemente hay días que vas a perder una batalla, pero lo importante es no perder la guerra y seguirse levantando. Comer saludable y hacer ejercicio como lo estás haciendo me parece la mejor opción. Eso estoy haciendo yo también. Y tenés que estar feliz contigo misma y aceptarte como sos. Cuando eso pase, vas a estar feliz también con tu cuerpo. ¡Ánimo!