Estos días estaba analizando las relaciones que tengo. Me di cuenta de que además de mi familia que la tengo desde que nací, mis amigos son los mismos desde hace casi 20 años. Sin embargo, en los últimos meses empecé a darles entrada a personas nuevas a mi vida. Mis seres queridos más cercanos me dijeron que les alegraba que me estuviera rodeando de personas que “sumaban a mi vida”. Me llamó la atención este comentario, porque si existen personas que “suman”, quiere decir que también existen otras que “restan”.
Los seres humanos somos sociales por naturaleza y cuando hablamos de relaciones no se trata exclusivamente de pareja, sino de todo tipo. Si estamos claros de que a menos que decidamos aislarnos del mundo, estaremos en contacto constante con otras personas, se vuelve importante reconocer qué tipo de persona suma y qué tipo de persona resta. De esta manera, procuraremos establecer relaciones duraderas con aquellas que suman.
Las personas que “restan” son las que te terminan decepcionando, porque son personas negativas. Al mantener este tipo de relaciones terminas sintiéndote desgastado. Las personas emitimos energía positiva o negativa y eso se lo transmitimos a los que nos rodean. Por lo tanto, si te estás rodeando de personas negativas, te van a pasar esa clase de energía que lo único que consigue es drenarte y que al final te sientas sin fuerzas. Son relaciones conflictivas, nada saludables que al final lo único que te dejan es un mal sabor de boca y te das cuenta de que perdiste tu tiempo con personas que no valían la pena. Alguien que te aleja de tus metas, que te quiere hundir con ella, que empobrece tu espíritu y que te mantiene agobiado e intranquilo, es alguien a quien debes evitar, porque si continúas con esa relación, te va a terminar arrastrando con ella. Hay que apartarse de las relaciones tóxicas.
Por otro lado, las personas que “suman” son aquellas que le dan valor a tu vida, que te llenan de cosas positivas, porque eso es lo que irradian. Son personas con las que se establecen relaciones que te hacen crecer como ser humano, que fomentan tu desarrollo y aumentan tu potencial. Esas relaciones son las que te hacen una mejor persona, porque te hacen ver todas las cualidades que tienes y todo lo que tú vales. Esas personas te dan ánimos para alcanzar tus sueños, creen en ti y enriquecen tu espíritu que es lo más importante que hay.
Las personas que suman son una bendición en la vida. Son ángeles que llegan en el momento correcto. Son personas que si llegan en una etapa de tu vida en la que no estás muy bien, te ayudan a levantarte, a cambiar ese chip negativo por uno positivo, porque saben que en esencia eres una persona que suma y desean ver ese lado maravilloso que tienes. El que una persona tenga problemas no es motivo para alejarse, porque los verdaderos amigos son aquellos que se quedan cuando el resto del mundo se ha ido. Y cuando una persona está contigo en las malas te está dando la prueba más grande de su amistad. Es el tipo de persona en la que puedes confiar. Lo que les puedo decir es que el común denominador de las personas que más han sumado a mi vida es que tienen a Dios en el centro de su vida y se han dejado utilizar por Él para marcar una diferencia en la mía y acercarme a Él. Cuando algo viene de Dios, no podemos dudar que es algo bueno. Además, Él se encarga de darnos las señales.
Rodéate de personas que sumen a tu vida y tú también suma a la de ellas, porque esas son las relaciones que van a tener un significado importante. Hay relaciones que toman años en construirse y otras que necesitan únicamente de un período corto de tiempo, porque sientes la conexión con la otra persona. Éstas últimas son contadas, y en lo particular desconfío mucho cuando me pasa, porque sé que para querer a alguien, tienes que conocerlo y es difícil conocer a alguien en poco tiempo. Pero como siempre, existen las excepciones. Sin embargo, cuando alguien realmente te interesa y deseas que esa relación crezca, le das tiempo. Si no compartes con alguien, la relación se estanca, no madura. Por eso es que es tan importante no dejarse llevar por la primera impresión, sino que tomarse el tiempo de conocer a quienes quisiéramos tener como amigos. Así nos evitamos una desilusión más adelante, cuando ya hemos depositado nuestra confianza en esa persona.
No todas las personas que llegan a nuestra vida, lo hacen para quedarse, y esto no es porque sean personas que restan, sino que simplemente llegan por una razón y luego deben seguir su camino. En ocasiones hay personas que suman y mucho, que nos ayudan en un período de nuestra vida en que es importante que estén y después por diferentes circunstancias nuestros caminos se separan. Pero esas son personas a las recordamos con mucho cariño, porque dejan una huella en nuestra vida.
Mil gracias a todas esas personas que suman a mi vida y que llegaron para quedarse. Gracias a aquellas que sumaron mientras duró su momento y que siempre tendrán un lugar especial en mi corazón. Y por último, gracias a las nuevas personas que han llegado a mi vida a sumar, porque sé que Dios las ha enviado.
