It's never too late to be what you might have been!
It's never too late to be what you might have been
8-ser-feliz-hoy


Ser Feliz Hoy

diciembre 12, 2011
8-ser-feliz-hoy

Me ha costado 27 años, pero por fin he entendido que debo ser feliz HOY, no mañana, no en un mes, no en un año, sino que hoy. He aprendido que el presente es lo único que está en mis manos y sobre lo único que puedo tener control. Soy yo la única que tiene el poder para decidir ser feliz y una vez que tomé la decisión de serlo, he descubierto cómo mi vida ha cambiado. Si comparo a la persona que soy hoy con la que era hace justo un año, la diferencia es exagerada.

No puedo hablar por las demás personas, sólo puedo hacerlo por mí, pero  pienso que no soy la única que ha gastado muchos años de su vida añorando el pasado o soñando con el futuro. Es fácil pensar que el pasado era mejor, que cuando éramos unos niños no teníamos responsabilidades; que ir al colegio era mucho mejor que trabajar; que vivir con los papás era mejor que hacernos cargo de nuestra propia casa; que cuando vivían nuestros seres queridos éramos más felices que ahora que ya no están, etc.

Del mismo modo es fácil decir que en el presente somos infelices, porque en el pasado nos lastimaron muchísimo; porque no recibimos suficiente amor cuando éramos niños; porque las pruebas y malas experiencias que tuvimos “nos marcaron”; porque si hubiéramos escogido a la persona correcta, hoy no estaríamos divorciados, etc. Nada de esto es cierto, porque nada ni nadie tiene el poder de marcarnos y mucho menos definir nuestro presente. “Los hubieran” no existen, sólo nos queda el ahora. No podemos cambiar el pasado, pero sí podemos evitar que nos siga afectando.

La semana pasada cumplí un año del inicio del peor y mejor año de mi vida. El peor, porque fue cuando detonó la bomba de tiempo que era mi vida y sentí que toda se venía abajo, incluyendo el fin de mi matrimonio; el mejor, porque ha sido el año en que he sido más feliz y he modificado mis patrones de conducta y mi actitud ante la vida iniciando mi proceso hacia ser una mejor mujer. Sí, ¡mujer! Ahora ya no me refiero a mí como una niña, sino como una mujer. Esto ha sido lo que más me ha costado, pero si quiero crecer, tengo que empezar a verme como una mujer.

Lo más importante y lo que me hace tan feliz es que he podido recordar esas fechas dolorosas sin deprimirme, sin enojarme, sin arrepentirme de mi pasado, sin querer cambiarlo, sino aceptando que todo eso sucedió y que en lugar de derrumbarme, me ha hecho una mujer más fuerte y valiente, con ganas de vivir y de construir una nueva vida. Yo estoy sorprendida del trabajo tan grande que he realizado con mi terapeuta, porque en otra ocasión hubiera estado devastada con sólo saber que se aproximaban estos días; sin embargo, mi terapeuta me hizo entender que estas fechas no son aniversarios y mucho menos se “celebran”. No es malo recordar, siempre y cuando esos recuerdos no nos afecten y no nos duelan.

Pero no sólo dejamos de vivir el presente por desear recuperar el pasado, sino también por estar esperando todo el tiempo que llegue el futuro, que según nosotros nos va a dar más felicidad. Cuando somos niños, pensamos que al crecer vamos a ser felices, porque ya nadie nos va a dar órdenes y vamos a poder hacer lo que queramos… ¡qué irónico que al crecer deseemos ser niños nuevamente!; decimos que es horrible hacer tareas y que va a ser mejor cuando trabajemos; que al casarnos vamos a ser felices, porque ya no nos van a poder regañar nuestros papás; que cuando saqué la maestría todo va a ser mejor; que cuando cambie de trabajo, voy a tener la vida que soñé; que cuando nazcan los hijos, el matrimonio se va a arreglar, etc.

Cuando somos niños y adolescentes ansiamos que llegue el futuro y al crecer y convertirnos por fin en adultos, miramos hacia atrás y desearíamos volver. ¡Qué distinto sería si viviéramos el ahora! Únicamente el presente nos puede dar una felicidad plena, porque es lo real, el momento que está sucediendo y que podemos disfrutar, sentir, oler, tocar, saborear… ¡vivir!

Podemos recordar los momentos que hemos vivido a lo largo de nuestra vida, así como podemos hacer planes sobre el futuro que deseamos edificar, siempre y cuando valoremos el instante que está ante nosotros y creemos los cimientos para ese futuro que nos espera. Para ser felices hoy, no podemos vivir con rencor por los acontecimientos del pasado y tampoco con temor por lo que nos puede ocurrir mañana.

Es increíble cuando empezamos a vivir el presente y a disfrutarlo: un amanecer en la playa, un café con las amigas, la primera vez que tu bebé te dice mamá/papá, tu graduación del colegio, tu primer día de trabajo. Una vez que me di cuenta de que mi felicidad no dependía de mis circunstancias, sino que era mi decisión, empecé a ser feliz. Me di cuenta que tampoco iba a ser feliz si estaba soltera, casada, divorciada o tenía novio, porque no es la persona que esté a mi lado la que me va a hacer feliz, depende solamente de mí.

¡Debemos apreciar que cada detalle que se nos presenta en nuestra vida es un milagro! ¡Vivir plenamente el presente, es lo único que nos puede hacer completamente felices!

Suscríbete a mi newsletter