Hoy es el aniversario 11 de mi blog, el primer proyecto propio que lancé y que me hizo darme cuenta que con trabajo y dedicación podemos lograr lo que nos proponemos. También fue la primera vez que apliqué a mi vida la frase “It’s never too late to be what you might have been” (Nunca es demasiado tarde para ser lo que podrías haber sido). Ahora, 11 años más tarde, vuelvo a hacerlo, dándole la bienvenida a 2 nuevos proyectos: Sonia Valdés Store y Valdés Consultores.
Estoy convencida que el lanzamiento de estas 2 empresas es la mejor forma de celebrar este aniversario. Porque si bien el blog es un proyecto al que ya no he podido dedicarle la misma cantidad de tiempo, me ha enseñado muchísimo y me ha permitido poder expandirme a nuevos horizontes.
Estas compañías son el resultado del conocimiento adquirido en diferentes áreas a lo largo de mi vida. Este se concentra en mi formación académica en dirección y gestión de empresas internacionales, la experiencia de más de 16 años trabajando para una empresa de tecnología y más de 12 años aprendiendo constantemente sobre marketing digital.
¿Por qué les digo que de nuevo apliqué a mi vida la frase “nunca es tarde para ser lo que pudiste haber sido”? Porque los planes cambian. En la vida debemos aprender a adaptarnos, y para esto es indispensable evolucionar. A mis 38 años no puedo seguir pensando como cuando tenía 5, 15, 25 o 30 años. Esto se debe a que las situaciones cambian y nosotros maduramos y crecemos. Si adultos pensáramos como niños, habríamos fracasado. Lamentablemente esto es algo que se da en muchas personas y por eso se frustran, porque no logran despegar.
Algunas personas me han preguntado si siempre quise tener mi propia empresa, y la respuesta es no. Mi plan era graduarme de la escuela, luego de la universidad, sacar mi maestría… y finalmente casarme y tener hijos. El objetivo de mi vida era ser mamá y esposa, no la CEO de ninguna empresa. Eso era algo de lo que estaba convencida. Sin embargo, el hombre propone y Dios dispone. Las cosas para mí no se dieron de esa forma y por las circunstancias de la vida me fui involucrando cada vez en la empresa donde trabajaba. Me sorprendí a mí misma descubriendo que me encantaba el negocio y que encima era muy buena en lo que hacía.
Los últimos 2 años me hicieron replantearme muchas creencias erradas que daba por ciertas, como el que no me gustaba vender ni era buena para las ventas o que trabajar tiempo completo en una compañía iba a ser aburrido. Me di cuenta que me fascinaba tratar con los clientes, atenderlos lo más rápido posible, buscar la mejor solución a los problemas que me planteaban y que ellos también estaban contentos de que los atendiera. En un período corto de tiempo empecé a ver los resultados traducidos en ventas. Eso fue clave, porque vender fue lo que me hizo conocer el corazón del negocio y fue así que comencé a empaparme de todas las áreas: desde bodega, facturar, manejo de inventarios, hasta cerrar ventas con clientes y negociar precios con proveedores. Amaba lo que hacía y me levantaba súper motivada cada día, porque mi trabajo ya no era “trabajo”. ¡Lo disfrutaba!
Ese es otro punto importante y que les aconsejo: APRENDAN, APRENDAN, APRENDAN. Que su curiosidad por obtener conocimiento sea infinita. No vean de menos ninguna tarea y tampoco se sientan superiores para ejecutarla. En primer lugar, como me dice mi Papá, el saber hacer las cosas, ayuda a ganarse el respeto de los empleados. En segundo lugar, nadie los va a poder engañar si ustedes saben cómo se hace. En tercer lugar, porque nunca saben en qué momento van a necesitar hacerlo ustedes. Todo lo que aprendemos en esta vida suma y nos hace crecer como personas. Además, nos hace valorar el trabajo de los demás.
Pienso que yo he sido sumamente afortunada, porque he tenido al mejor mentor: mi Papá. Sin él, nada de esto hubiera sido posible. ¿Cómo aprende uno sobre las operaciones de una compañía si su jefe no le enseña o no le da oportunidad de involucrarse en otras áreas? Y él me lo dijo un día: “Yo te preparé para ser la Gerente General de cualquier empresa”. Ahora que veo hacia atrás, todo tiene sentido. Él me fue soltando la cuerda poco a poco, siempre supervisando mis acciones y autorizando los cambios en procesos que yo sugería para una mejora continua. Cuando veía que una de mis ideas no era la más idónea o no se podía ejecutar en ese momento, me explica la razón y me decía cuál era el camino correcto. No me quitó las rueditas de la bicicleta, hasta que estaba seguro que no me iba a caer. Todo ese tiempo que él se tomó en formarme ha dado como resultado la profesional que soy al día de hoy.
Así como él apoyó a mi Abuelita con Valdés e hizo de esa empresa el éxito que es hoy en día, me apoyó a mí para tener las herramientas y conocimientos necesarios para ser capaz de formar mi propia empresa. Lo más importante es que con todo eso lo que hizo fue ayudarme a creer en mí misma, a ser consciente de que estaba preparada para dar el salto y que con trabajo, esfuerzo y disciplina puedo lograr lo que me proponga. ¡Nunca es tarde!
No le digo que se tiren al vacío. ¡No! Lo que les digo es que se esmeren en descubrir para qué son buenos y qué es lo que les gusta hacer. Si consiguen encontrar la respuesta a esas preguntas, no trabajarán ni un día de su vida, porque van a amar lo que hacen.
¿Qué da miedo? ¡Claro que da miedo! Pero no hay peor sensación que la de nunca haberlo intentado.
En Sonia Valdés Store y Valdés Consultores ofrecemos equipo de informática, así como servicios de consultoría desde marketing digital (redes sociales, fotografía, video, diseño y creación de páginas web). En la parte de software, tendremos la factura electrónica y un ERP completo.
Sonia Valdés Store
Valdés Consultores